AÑO 2034. LA ESPAÑA DEL CAUDILLO 2.0 ALBISE (Y III)

 

Tras serme comunicado el fatal veredicto, fui conducido de nuevo a la celda de aislamiento donde como dice el poeta "no sabía ni cuando era de noche ni cuando los días son". Había, empero, una sola diferencia: esta vez ya no había música y, a una determinada hora, se apagaba la bombilla que iluminaba la "suite". Dolorido, por las palizas recibidas durante las torturas, y con el estomago vacío dado que llevaba varios días sin comer (lo único que se me ofrecía para comer era una bazofia llena de lombrices y moscas), tuve muchas dificultades en pegar ojo. Eso a pesar de que llevaba mucho sueño retrasado. La mayor parte del tiempo lo pasaba pues en un duermevela en el que una idea se me hizo obsesiva. Esa frase final pronunciada por el juez: "¡Qué Dios se apiade de su alma!". Pero "¿Qué Dios?. ¡Si Dios no existe!" pensaba. "Cuando me fusilen, ¿qué?. Por lo menos no viviré en este régimen de mierda". Creo que me estaba volviendo loco. 

No sé cuánto tiempo pasó hasta que noté como la puerta de mi "suite" se abría. "¡Al fin!. Llegó el gran día de mi muerte por fusilamiento". Sin esperar a que el funcionario abriese la boca, recuerdo que solté con un hilo de voz eso de "No se preocupe. No quiero confesarme". Ojiplático éste me respondió:

-¡Deje de decir tonterías, número 129847!. No vengo a llevarle ante el pelotón sino a decirle que tiene una visita de su abogado.

-¿Mi abogado?. No sabía que tuviese.

-Sí y más vale que se adecente un poco. Desprende usted un tufo que apesta. 

Ya ante mi abogado tras preguntarle el motivo de su visita me dijo que tenía buenas noticias. Resulta que alguien me había oído decir eso de que en este régimen "los vivos tendrían envidia de los muertos como en todas las dictaduras". Éste le vino con el cuento a mis padres quienes pusieron el caso en manos de este abogado. Extrañado inquirí:

-¿Pero esto en qué puede beneficiarme?

-¿No se da cuenta?. Si el juez se de cuenta de que fusilándolo está haciéndole un favor, no tendrá más remedio que conmutarle la pena de muerte por la cadena perpetua. Usted solo tendrá que portarse bien y en tan solo diez años a la calle.

-Pero no quiero vivir en este régimen de m...- me callé a tiempo

-¿Está usted loco?. Cualquiera estaría dando saltos de alegría. Le estoy ofreciendo la vida. Solo venía a anunciarle que voy a poner en marcha la operación "Conmutación de pena". Me da igual lo que usted piense ya que todo ello es producto del infierno que ha vivido en la trena. 

Todo fue muy rápido. A los pocos días estuve delante del juez quien, tras ponerse las gafas, me preguntó:

-¿Así que para usted en la "democracia perfecta" que estamos gozando en España "los vivos envidiamos a los huéspedes del camposanto?".

-Si, señoría.

-Pues como parece que fusilándolo le estaríamos haciendo un favor, le conmuto la pena de muerte por la cadena perpetua. Además ordeno que se le traslade a una celda normal. ¡Que se cumpla!- dijo para, a continuación, dar el pertinente golpe de mazo confirmatorio de la sentencia. 

Mi vida en la prisión mejoró. Aprendí que más me valía tener allí amigos si quería conservar la vida. ¡Vaya si me los granjee!. ¡A base de cigarrillos!. Uno de ellos me sugirió la idea de escribir, con las precauciones  debidas a la censura, la presente serie de post que hoy se acaba. Estaba en esta tarea cuando escuche que una voz me llamaba

-¡Despierta de una vez, mendrugo!. Que nos vamos de vacaciones.

-¿No estamos en 2034?.

-No, ¡qué va!. Estamos en 2024

Afortunadamente, todavía estaba gobernando en España Pedro Sánchez en un régimen que distaba mucho de ser una dictadura. Por lo que hace al exterior, ese indeseable de Donald Trump aún no había llegado a la Casa Blanca. No pude, por consiguiente, reprimir un suspiro de alivio. ¡Todo había sido un sueño o una horrible pesadilla!. ¿Ustedes qué opinan?

¡FELICES VACACIONES DE VERANO, CRÁPULAS!

¡HASTA SEPTIEMBRE!