¿ACASO NO SOMOS NOSOTROS LOS VERDADEROS LOCOS?
Hace años lei una fábula (creo que era de Iriarte) o un cuento, vaya usted a saber, que se desarrollaba en un reino en el que la lluvia transtornaba a la gente llevándola a hacer aspavientos por la calle. El rey, recluido en su castillo, al ver por la ventana las locuras que hacían sus súdbitos un día lluvioso comentó a su paje:
- ¡Mira cuán locos están mis súdbitos!
En la calle mientras tanto al ver como su rey no había enloquecido aún, éstos se preguntaron:
- ¿No veis que tenemos a un rey loco que no hace todavía tonterías?.
Viene esto al cuento de la última película que acabo de ver a través de la plataforma TVE Play. Responde al título de Ventajas de viajar en tren. Está protagonizada entre otros por el omnipresente Luis Tosar y Pilar Castro. No es una película de las llamadas "normales" que cuenta una sola historia sino que narra tres historias entrelazadas. La primera tiene como protagonistas a Ernesto Alterio (en el papel del "psquiatra" Ángel Sanagustín) y Pilar Castro (Helga). Ambos se encuentran en un tren. El doctor Sanagustín le cuenta la historia que tuvo con un paciente un tanto peculiar. Tal papel está encarnado de manera magistral por el gallego Luis Tosar que es el encargado de dar vida al esquizofrénico Martín Urales de Úbeda. Éste llega a inventarse su presencia en el ejército. En realidad todo es una invención suya. En lo que realmente trabaja es como basurero. Llega a perder un brazo en un accidente laboral. Su acceso de locura le lleva a suplantar a su propia hermana. La locura nos afecta a todos incluida a la misma Helga que merced a ella lo pasará fatal.
La cinta hace un flashback. Vemos entonces como se ennovia con un quiosquero amante como ella de los perros. No sospecha que éste también sufre al igual que Martín de una esquizofrenia relacionada esta vez con el mundo canino. Dicha enfermedad le lleva a intentar transformar a Helga en una perra. Las escenas que vemos entonces son muy duras. Vemos, por ejemplo, como le hace comer a Helga comida de perro o como intenta que uno de sus perros la monte. Para ello le compra un collar de perro y hasta le hace una caseta en el exterior de la casa. Pero esto no va a ser la única sorpresa desagradable que se va a llevar.
En una parada del tren, el doctor Sanagustín, se apea del tren para estirar las piernas dejando en su asiento su carpeta. A los pocos minutos el tren reinicia el viaje sin él. Con el fín de devolvérsela, Helga llama, ya en su casa, a la dirección en la que ella cree que vive el doctor. Cual no sería su sorpresa cuando quien le responde es el verdadero doctor Sanagustín. Para resolver el misterio Helga concierta una cita con él en la que se da cuenta de que con quien ha estado viajando en el tren no era sino el hermano del doctor que en un arrebato sin malicia de locura se ha apropiado de la profesión del verdadero doctor con el visto bueno de éste y su esposa.
La cinta de Aritz Moreno está bien interpretada, tiene un buen guión y es entretenida. Tiene sus momentos divertidos. Cito, en este sentido, el divertido episodio en el que a Martín se le cae el boligrafo policolor con el que escribe sus falsas historias bélicas al lugar del camión donde se tritura la basura. Al tratar de recuperarlo Martín pierde su brazo como trágica consecuencia de que su compañero había dado al botón de triturar sin darse cuenta de que el brazo de Martín estaba tratando de recuperar el boli.
Por lo que hace a las actuaciones, la de Luis Tosar es una vez más maravillosa. Borda el papel del esquizofrénico Martín. Graciosa es su imagen con un casco de ciclista y con dos trozos de papel taponándole ambas fosas nasales. Los otros actores, desde Ernesto Alterio hasta una excelente Pilar Castro que clava el papel de perra humana, también hacen un buen trabajo. solo desentona un Alberto Sanjuán que pasa desapercibido.
La película supone, en definitiva, un aldabonazo en nuestras conciencias. Una vez visionada uno concluye que hay que dejar de ver a los supuestos locos como eso. Son personas que están viviendo en su mundo y, aunque puedan llegar a cometer actos tan repugnantes como el del quiosquero que le cuesta la vida, siempre que no tengan malicia, merecen ser comprendidos. A fin de cuentas, ¿no seremos para ellos nosotros los verdaderos locos?.
Mi calificación: siete albóndigas (sobre diez).
Hecha la reseña de esta interesante película, solo me queda despedirme y lanzar mi habitual grito de guerra:
¡HASTA LA SEMANA QUE VIENE, CRÁPULAS!.
Postdata. Aunque no tiene nada que ver con el tema, he de referirme a un asunto que habla bien a las claras de la distinta vara de medir que en lo tocante al fútbol usan algunos "locutores" de televisión ya sea para hablar de la selección que para hablar del Barça masculino. Estamos todos de acuerdo que el equipo de Xavi lleva jugando muy mal muchos partidos. Pues yo sufrí el partidito que nos perpetraron el sábado por la mañana las selecciones sub17 de Alemania y España y que fue emitido por la cadena Gol Play. Es cierto que Alemania no jugó a nada. Su juego fue vulgar. Pero, ¿jugó mejor España?. Está claro que no. Su fútbol fue muy lento y prebisible abusando del absurdo pase atrás al portero. En el ataque no se acababan las jugadas. Por no hacer, no se tiraba a la puerta de una Alemania que solo se limitó a defenderse de las escasas jugadas ofensivas hispanas. Este juego fue elogiado hasta la nausea por los papanatas de los comentaristas. Es más, al final del partido se descolgaron con esta incalificable y absurda opinión: "España ha caido con honor". Este es el juego con el que de un tiempo a esta parte lleva desarrollando, para desgracia de los culés, el Fútbol Club Barcelona. Si tal juego merece el justo vituperio, ¿por qué no se hace lo mismo con la seleeccion española sub 17?

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