AÑO 2034. LA ESPAÑA DEL CAUDILLO 2.0 ALBISE (II)

 

Para ser precisos, he decir que estaba "en brazos de Morfeo" mientras en la Uno se estaba emitiendo por enésima vez Dragon Rapide cuando sentí unos fuertes golpes a la puerta de mi casa.

- ¡Abra!. Policía. Tenemos una orden de detención contra usted.

No tuve más remedio que abrir y, de repente, lo que parecían dos números de la antigua Policía Secreta sin darme ningún motivo ni mostrarme ninguna orden judicial, me esposaron. A continuación, varios guardias civiles  tras haber puesto patas arriba mi casa en busca de pruebas me incautaron el ordenador. Atónito pregunté:

-¿De qué se me acusa?.

-Calle, puto rojo.- me respondió uno de la Secreta- Las preguntas las hacemos nosotros. Rojos como usted me dan asco. Me he enterado que usted no ha hecho el servicio militar, ¿verdad?. Es usted un puto objetor. Lo que es lo mismo, ¿se ha enterado, Jiménez,?, estamos delante de un marica. Se nota que usted no es un macho español. Para ello tendría que haber hecho lo que ustedes los rojos llaman la "mili" o lo que es peor "secuestro legal". Marchémonos. Ya tenemos todo lo que habíamos venido a buscar. 

-¿Qué hacemos con este pájaro?- dijo Jiménez el otro número.

-De momento que pase varias noches en los calabozos de la cochiquera a hacer compañía a las ratas hasta que se le forme el pertinente Consejo de Guerra a pan y agua. ¿Ha oído, Jiménez?. ¡A pan y agua!. Si por mi fuera, durante su estancia en esta "suite", no probaría ninguna de las dos cosas.

La "cochiquera" está en el sótano de la Casa-Cuartel de la Guardia Civil. Durante los primeros días tuve que compartir celda con "ratas" del calibre de drogadictos, violadores y algún que otro "camello". Tuve que hacerme el fuerte para no probar la cocaína. Esto no evitó ser víctima de algunas palizas. Ante tamaña situación, prefería estar muerto.

Mas como Dios (en el que no creo pues soy ateo, ¡a mucha honra!) aprieta pero no ahoga, cuando ya iba a cumplirse mi primera semana en la "cochiquera" y habiendo perdido algo de peso, unos guardias civiles entraron en mi celda y, en ver de decirme que me liberaban, me pusieron una capucha negra. Tras esposarme, me metieron en el cuatro latas. Creo que, a continuación, una vez llegados a un aeropuerto (puede que fuese el de Agoncillo) me metieron en el avión que me condujo a la cárcel de Valladolid donde, sin ningún motivo aparente, se me encerró en una celda incomunicada con el mundo exterior. Tal celda disponía de las "comodidades" de estar siempre con la luz encendida y de disponer de un hilo musical con los mejores éxitos del "bakalao". Esta fue mi primera tortura. La segunda vino a las pocas horas cuando fui dirigido a un cuarto donde, tras ser desnudado por completo, se me pusieron unos electrodos en los pezones y en el pene con el fin de que confesase quién me había ayudado en la redacción del articulo de las naranjas. Yo respondí que nadie. No me creyeron. Como respuesta recibí el saludo de unos miles de voltios en un rato que se me hizo eterno. Me lo volvieron a preguntar. Y, de nuevo, ¡el día de la marmota!. 

Todo esto duró hasta que el que parecía ser el jefe de los guardias civiles, dijo que ya era bastante. Me querían que asistiese vivo (aunque flaco y muy, muy desmejorado) a la triste farsa del Consejo de Guerra Sumarísimo que se había organizado en mi contra que tuvo lugar un par de jornadas después. 

La farsa no tuvo mucha historia. Tras exponer el fiscal los cargos que el Estado tenía en mi contra, fui interrogado. Negué con firmeza que me arrepintiera de todo lo expuesto en el citado post de las naranjas. seguidamente, fue el turno de mi ¿defensa?. El abogado de oficio que se me había asignado se comportó más bien como un ayudante del fiscal aportando falsas pruebas con las que hundirme más en el fango. El "veredicto", se lo pueden imaginar, no fue otro que el culpable de alta traición a la patria. Tal "pecado" se penaba con la muerte por fusilamiento en una fecha que ya se acordaría. Mientras llegaba tal funesto y liberador día de mi muerte, fui conducido a la "suite" donde me pudriría. ¿Cómo me salvaría?. Eso lo contaré la próxima semana.

¡HASTA LA SEMANA QUE VIENE, CRÁPULAS!