"EL INTERCAMBIO", MUY BUENA AUNQUE UN POCO LARGA
El pasado jueves a esa intempestiva hora de las once menos cuarto de la noche volví a ver en la Uno ese peliculón magistralmente dirigido por Clint Eastwood llamado El intercambio. Casi se puede calificar de "obra maestra" sino fuese por su excesivo metraje que le lleva a durar más de dos horas. Ello me obligó a no terminar de verla en directo ya que cuando pasaban treinta minutos de la media noche, opté por irme a la cama. El día siguiente, terminé de visionarla en RTVE Play. De no haber sido dirigida por Eastwood, uno tendría la impresión de estar delante de una de las cintas con las que las tardes de cada fin de semana nos obsequia Antena 3 en su Multicine.
Utilizando el símil taurino, Eastwood tras haber deleitado al respetable con un faenón, a la hora de matar resulta que hace un "bajonazo". Se ve obligado, por consiguiente, a utilizar el estoque de cruceta. Mientras está en esta labor escucha el primer aviso. El toro muere al primer intento de descabello. Resultado: vuelta al ruedo y una oreja. Es lo que le sucede con esta cinta: es muy buena aunque al final da la sensación de que el señor Eastwood no sabe cómo dar fin a la historia. Duda entre si ser fiel a la historia real o por el taquillero final feliz aunque eso le suponga alejarse de lo que en realidad ocurrió. Como no quiero destripar la trama no descubriré cuál fue la decisión final de Eastwood.
Basándose en un hecho real, en la cinta se nos cuenta la historia de la desaparición de un niño en el Los Ángeles de los "felices" años veinte de la pasada centuria. Para encontrarlo, la madre (Christie Collins interpretada por Angelina Jolie) recaba la ayuda, como es natural, de una policía excesivamente corrupta y centrada en establecer el orden a toda costa valiéndose de cualquier medio legal o no. El ambiente es muy similar al de Chicago de esa misma época (Chicago, años 20...). Por ello he entrecomillado la palabra "felices". La policía finalmente haya a su hijo. Mas ¡sorpresa! éste no es verdaderamente el hijo buscado por Christie. Poco imagina la jefa de operadoras telefónicas Christie que esa petición de ayuda va a ser el comienzo de su pesadilla. Una pesadilla producida por la ineptitud, prepotencia y machismo del jefe de policía angelina. Ello le lleva a encerrarla, sin esperar la pertinente autorización judicial, en el peor de los manicomios del que solo podría salir si firma un papel exculpatorio de la policía en el que, además, reconoce que el hijo que le ha entregado la policía es verdaderamente su hijo. Esos sucios tejemanejes que no son nuevos en la ciudad están siendo denunciados en las ondas por un sacerdote presbiteriano al que sensacionalmente encarna John Malkowich. Cuando es conocedor del escándalo, no duda en ayudar a Christie logrando no solo rescatarla de ese apestoso antro sino que también consigue una orden judicial obligando a cerrarlo dando libertad a todas las "locas" en él encerradas, llevar al jefe de policía y su superior a juicio... Pero ¿qué pasa con el hijo de Christie?. Paralelamente ocurre la tragedia en el que un descerebrado junto con un niño secuestran, matan y sepultan a un montón de niños en un rancho cercano a Los Ángeles. El verdadero hijo ha sido, por desgracia, víctima de este secuestro. ¿Está vivo o muerto?. ¿Ha logrado escapar?. Véanla. Merece la pena.
El guión es extraordinario. Los diálogos entre el jefe de policía y Christie son simplemente deliciosos. La tensión casi se puede cortar con un cuchillo. Más aún cuando uno de estos diálogos acaba abruptamente cuando da la injusta orden de encerrarla en un manicomio por contradecirlo y criticar la labor policial. La escena del juicio contra él es muy buena en lo referente a cómo logra sacarle los colores el abogado contratado para la causa por el reverendo presbiteriano: "Arrojar, encerrar para el caso es lo mismo. Lo cierto es que usted encerró a la señora Collins en el manicomio sin la pertinente orden judicial".
Las actuaciones son portentosas. Angelina Jolie lo clava en el papel de Christie. ¿Qué decir de John Malkowich como reverendo presbiteriano?. Demuestra como ya ocurrió en la otra película en la que coincidió con Clint Eastwood (En la línea de fuego de Petersen, esta vez como actor) que es el actor de las mil caras. También es destacable la actuación de Jeffrey Donovan como el malísimo jefe de policía. Trabajando con los diálogos y los gestos consigue algo muy muy difícil: que se le odie.
No obstante, la cinta tiene un único "pero": su excesiva duración (más de dos horas). Un profano cree que con una hora y cuarenta y cinco minutos hubiese bastado. Sobran escenas como la de la inútil visita de Christie al asesino de los niños para que le de pistas del paradero de su hijo. Otra escena que Eastwood se la podría haber ahorrado es la de la ejecución de este descerebrado. No aporta nada a la película. A pesar de ello, me ha gustado siendo merecedor, por ello, de un total de ¡NUEVE! albóndigas sobre diez.
¡HASTA LA SEMANA QUE VIENE, CRÁPULAS!

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