"LIBELO DE SANGRE" O LAS BARRABASADAS DE LA SATÁNICA INQUISICIÓN
¡Cuántas atrocidades se han cometido en la Historia en nombre de esa gran mentira que son las religiones!. La religión católica no ha sido una excepción. ¡Cuánto los borregos de la plebe han tenido que callar ante el miedo de que organizaciones como el Satánico Oficio pudiese llevar preso a uno de ellos acusándolos falsamente de un delito no cometido por ellos valiéndose de herramientas como la falsa delación o, en este caso, del "libelo de sangre"!. Pero esto no importaba como el mal llamado "Santo" Oficio se creía estar en posesión de la verdad, sus sentencias "iban a misa" sobre todo si el crimen era atroz y el pueblo urgía por tener una "cabeza de turco" en el que saciar su ira. Además, si éste tenía que ver con practicas judaicas miel sobre hojuelas ya que se quitaba de en medio a un posible hereje. Todo esto por más que tras una irrisoria y chapucera investigación se haya dado a través, por ejemplo, de un "libelo de sangre" con unos falsos culpables.
Consultando la wikipedia, he sabido que la Inquisición medieval fue fundada en la zona de Languedoc en 1184. Era éste un tribunal que se encargaba de perseguir cualquier doctrina que considerase herética ya fuese el Islam o el judaismo. Tal tribunal se implantó en 1249 en Aragón y fue con la unión entre este reino con Castilla cuando también se extendió por aquellos lares. Entonces pasó a conocerse como Inquisición española (1478 - 1834). Fueron precisamente los Reyes "Católicos" quienes dieron un impulso definitivo al tribunal con el nombramiento del temible Tomás de Torquemada (confesor de Isabel I) como Inquisidor General. Para lograr sus fin de erradicar de la faz de la Tierra la herejía se valía todos los métodos éticos o no. Solamente con ser sospechoso de se hereje con que un enemigo te hubiese falsamente delatado y te hubiese denunciado al Satánico Oficio eso bastaba para que se te detuviese sin ningún motivo y, sobre todo, sin serte leídas las razones de la detención. Pasabas entonces a una hedionda prisión llena de ratas donde era posible que enfermases de una terrible enfermedad. ¿La "justicia" qué hacía?. En vez de investigar para hallar a los verdaderos herejes su única labor era dejar pruebas falsas de tu supuesta herejía. Lo único que se podía hacer para evitar el tormento final de la quema en vivo en la hoguera era arrepentirse de algo que no se había cometido. Esto es reconocer una mentira que la Satánica Inquisición había dado como verdad. Para lograr tal falsa confesión la Satánica se valía incluso de un método tan repugnante como la tortura. Para más inri se llagaba a decir que la propia Inquisición no la quería, que se veía obligada a llegar a ella porque el penado no se había arrepentido de una herejía que no había cometido. ¿El juicio?, una farsa en la que había dos fiscales ya que el supuesto "abogado defensor" actuaba toda vez que no había habido arrepentimiento, como el fiscal que confirmaba la herejía. ¿Cómo podía haber abogados defensores de los herejes si el miedo que producía la Inquisición era tal que el solo hecho de ser abogado defensor comportaba pena de cárcel?. ¿Cómo se comportaba la analfabeta plebe ante la Inquisición?. Dado el terror, como borreguitos. Terminado el "juicio", se leía la sentencia que no podía ser otra que de culpabilidad y, consecuentemente, la condena a morir en vivo en una hoguera en unos aquelarres que se conocían como "Autos de fe". Siempre y cuando no hubiese habido el pertinente arrepentimiento. ¿Cómo podría haber de un crimen que no se había cometido?.Visto así, la Satánica supondría el origen del nazismo. Compartiría con él además de la superioridad del grupo al que pertenecen (la raza aria para el nacismo y el cristianismo para la Inquisición), su deseo por erradicar todo aquello que no tuviese que ver ni con los arios en el caso del nazismo ni con el cristianismo para la Inquisición. Ambas nauseabundas corrientes ideológicas se crearían un enemigo común al que combatir y exterminar: los judíos los seguidores de Hitler y los herejes los de la Satánica Inquisición.
Libelo de sangre trata de este tema. Habla de la historia del escribano Sebastián y su mujer Margarita. Sabiéndose próximo a la muerte, Sebastián hace testamento en el que al principio lega gran parte de su riqueza al padre de Enrique. Pasados unos días y dado que no se fía de él por lo que se hablaba en el "mentidero" decide a última hora cambiar el testamento y legar sus riquezas a su hijo Alonso. Enrique al enterarse no tiene mejor idea que, embozado, violar a una chica y extraer el corazón de un niño que con ella paseaba. Tal corazón lo deposita en casa de Sebastián. Hecho esto denuncia ambos crímenes ante el Satánico Oficio. Dice que ha sido testigo de como el escribano ha violado a la chica y, posteriormente, ha extirpado el corazón al niño para utilizarlo en sus ceremonias heréticas. Tal denuncia la "endulza" con el episodio de que la propia Margarita había pisado y roto por accidente un crucifijo. Se inicia así un "libelo" de sangre que amenaza con mandar a la hoguera a los padres de Alonso. Éste hará todo lo posible para evitarlo valiéndose de una misteriosa bolsa con dinero que Sebastián le había dicho que solo utilizase en caso de última necesidad.
Los personajes están bien construidos. Llama la atención el Comisario que se comporta como un adalid de la Satánica Inquisición. Incapaz de sentir empatía por el escribano y su mujer, a su "sí no hay no" por más que el propio Sebastián se desgañite en decir que ambos delitos no han sido cometidos por él. Éste y su esposa son dos pobrecitos víctimas de la venganza del noble Enrique, de la sinrazón de la Inquisición y de la sed de fuego de un pueblo de Madrid deseoso de ver en la hoguera a los supuestos culpables de los crímenes del Ritual. Sebastián y Margarita serían algo así su "cabeza de turco". Su hijo Alonso algunas veces se comportaría como un "quijote" que sin atenerse a razones piensa en hacer lo más estúpido para salvar a sus padres. Suerte que tenemos a Juan ("Sancho") que le aporta un mínimo de sensatez.
Por lo que hace a Madrid, es un personaje más de la novela testigo de las barrabasadas de la Satánica. Se comporta como la Jerusalén de Satanás en el que el ángel caído y sus esbirros de la Satánica Inquisición llevan a cabo sus tropelías. Así, por ejemplo, el Quemadero sería como el Gólgota que vio morir a Jesucristo en la cruz víctima también de un juicio falso. La autora da una lección de conocerse muy bien la historia de la capital de España. Para quienes la ignoren me parece muy bien que haya añadido al final unas páginas aclarando las calles que aparecen en la novela y relacionándolas con las actuales.
La novela me ha parecido, pues, muy interesante. Solo tiene un pero: su excesiva extensión. Lo que se ha contado en 800 páginas bien se podía haber hecho el quinientas. Con tal de que hubiese sido más breve con lo que sucede al inicio y con nos hubiese ahorrado los detalles de la salvaje tortura de Sebastían hubiese bastado. Es mi veredicto de que merece un total de OCHO ALBÓNDIGAS.
¡HASTA LA SEMANA QUE VIENE, CRÁPULAS!

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